Una ópera sobre la precariedad laboral

Hoy se ha estrenado la ópera de cámara TENIM FEINA (Tenemos trabajo) con libreto inspirado en un sketch de dos personajes de mi obra «¡TENGO TRABAJO!», una comedia más bien negra sobre la precariedad laboral. Es el trabajo de fin de Grado de Xavier Casademont, alumno de Composición de la Escuela Superior de Música de Catalunya. Lleva trabajando en ella desde hace meses. La dirección escénica es de Anna Ponces y la dirección musical es de Ernest Martínez Izquierdo. La partitura, como he dicho, es de Xavier Casademont, que además ejerce de barítono solista. Alberto Espinosa es el tenor solista. Participa también la orquesta de la ESMUC. El estreno ha tenido lugar a las 19h en el Auditorio del Centro Cívico Fort Pienc de Barcelona. Como las localidades se agotaron enseguida y todavía había mucha gente con ganas de ver la obra, ha habido una segunda función a las 20h.

Durante mi formación como dramaturgo en la Sala Beckett, Sanchis Sinisterra nos propuso un reto a los alumnos de mi promoción (entre los que estaban Lluïsa Cunillé, Manel Dueso o Josep-Pere Peyró): utilizar las dependencias de ese lugar (oficina, sala de reuniones, almacén, lavabos…) para escribir una escena, siguiendo alguno de los modelos de escritura dramatúrgica que nos hacía seguir (y que ahora están publicados en el libro Prohibido escribir obras maestras, editado por Ñaque y el Institut del Teatre). La intención final era hacer una muestra al público, para que asistiera en pequeños grupos a las escenas que se realizarían en cada uno de los espacios de representación. Sin saberlo, estábamos sentando las bases de lo que más tarde serían las píldoras de Microteatro.

  Yo elegí el despacho de Gerencia, donde convivían dos trabajadores de la Sala (el gerente y su ayudante). Y me imaginé una situación en la que acusaban la injerencia del espectador en su labor diaria, y eso alteraba su día a día. Por lo tanto,  en la primera versión que presenté entonces no había ninguna cámara, sino que sencillamente el público entraba en el despacho donde actuaban los actores.

     El montaje finalmente no se hizo, pero alrededor de esta pieza escribí otras, que conformaron la obra TINC FEINA!, que finalmente se publicó en la Colección Teatre-Entreacte de la Asociación de Actores y Directores Profesional de Cataluña (AADPC), que dirigía Enric Cervera. Fue publicada en mayo de 1997 junto con otra obra mía, Imagine (como la canción de John Lennon).

     En esta ocasión, la acción empezaba con los personajes jugando a hundir barcos, y de repente un foco iluminaba al público. Y eso hacía que los personajes tomaran conciencia de su presencia, ya que no podía repetir el mecanismo de hacerlos entrar por la puerta en un pequeño despacho.

    Por último, cuando la colección Teatre-Entreacte se dejó de editar y yo creé esta web para colgar las obras que me habían publicado en aquella colección, decidí hacer el cambio final: a los personajes ya no les altera la presencia del público, sino el descubrimiento de que existe una cámara que los vigila. El cambio pareció mucho más adecuado a los tiempos que corren. Al fin y al cabo, desde 1997 hasta nuestros días, el control sobre el ciudadano ha crecido exponencialmente y las condiciones laborales se han vuelto mucho más precarias. Y eso, lejos de crear un sentimiento de solidaridad entre los trabajadores, lo que ha provocado es una competitividad cada vez más salvaje.

   Y este tipo de cosas me gusta contarlas en comedia, haciendo reír al espectador, para que en un momento dado se le congele la sonrisa en el rostro y se pregunte: «¿Pero de qué me estoy riendo?»

Le deseo lo mejor a este magnífico equipo, y especialmente a Xavier Casademont, que se perfila como un magnífico compositor, con gran personalidad y con muchas ganas de contar su visión del mundo a través de su arte.

PRELUDIO EN DOS TIEMPOS, en México.

Hoy a las 19h de México, es decir, a las 03h de aquí, se estrena el cortometraje PRELUDIO EN DOS TIEMPOS. Yo ya lo he visto y los actores están magníficos. La adaptación, la dirección y edición, también muy inspiradas. Un gran trabajo de la directora, Yazmín Ramírez (que también interpreta un pequeño -y necesario- papel), y de Oswaldo Tarrés, actor y productor, que ha hecho la adaptación del texto.

De Oswaldo Tarrés ya he hablado aquí con anterioridad, puesto que ya he llevado a escena dos obras mías en México: AMANECER EN ORÁN (sobre la inmigración ilegal) y LA APARICIÓN (sobre el poder de la Iglesia más conservadora, frente a las corrientes más progresistas).

    Ha sido un placer reencontrarme de nuevo con este texto. Lo encuentro incluso más inquietante que cuando lo escribí. Es lo bonito que tiene «soltar» las obras que uno escribe, lanzarlas al mundo para que otros directores y otros actores hagan su lectura. Y normalmente yo he tenido la suerte de que sus puntos de vista han enriquecido la visión que yo tenía de mi propia obra, ofreciéndome una nueva perspectiva.

El estreno fue en el Teatre Tantarantana, con interpretación de Pere Anglas, dirección de Mique Górriz y escenografía de Mercè Boya.  Obtuvo un accésit del Premio Ciutat d’Alcoi y está publicada en Arola Editors, dentro del volumen titulado EL BOSC QUE CREIX, donde tengo publicadas dos obras más.

(SILENCIO)

«Cuando hables procura que tus palabras sean mejores que el silencio»

Proverbio hindú.

Una de las peculiaridades más estimulantes de la escritura teatral es que puedes convertir en texto dramático cualquier otro tipo de texto.   Es algo que descubrí bien jovencito, formándome con José Sanchis Sinisterra, que ha reflexionado sobre el tema en libros como “Dramaturgia de Textos Narrativos” o “La escena sin límites”.

  En este caso es Juan Mayorga quien transforma en texto teatral su propio discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua, que ya desde su misma concepción tiene el germen de la teatralidad. Comprobadlo, si no: “La situación es teatral. Lo es la división del espacio, que separa a los recién llegados de quienes ya estábamos aquí y ahora nos movemos como si hubiéramos ensayado; lo es el vestuario de los de esta parte y también, entre otros elementos de atrezo, el retrato de Cervantes a la espalda del director; lo es el silencio que ha seguido a la frase con que el director ha abierto el acto.”

Juan Mayorga dando su discurso de ingreso en la RAE

     ¿Cómo no iba a empezar así, o de forma parecida, alguien que recibe el honor de ser académico de la Lengua por su aportación al Teatro?    Si seguimos leyendo ese principio, me viene la sospecha de que Mayorga ya tenía en mente la idea de llevar a escena este discurso, facilitando desde el primer momento ese desdoblamiento que va tan íntimamente ligado al teatro: la palabra del autor por un lado y la interpretación que de ella hacen el director, el actor y demás integrantes de una compañía teatral. “Hay tantos cómicos hoy en esta casa –continúa diciendo Mayorga- que el autor del discurso puede haber encontrado fácilmente  actor o actriz dispuesta a intercambiar con él posición e indumentaria.”

    Y eso es lo que ocurre estos días en el Teatro Español de Madrid, donde se está representando “Silencio”, dirigida por el propio Mayorga: aparece Blanca Portillo, en una caracterización  física que deja mudo de asombro y admiración al público, cruza el pasillo central, sube al escenario y toma la palabra. Y uno se pregunta: “¿Es la actriz fingiendo ser Juan Mayorga cuando leyó su discurso, solo una mera sustitución? ¿O habrá algo más?”. Y la respuesta es que sí, hay algo más, mucho más: Blanca Portillo  se desdobla y empieza a opinar sobre el discurso de Juan, buscando la complicidad del público y la comprensión de los supuestos académicos a los que se dirige, cosificados en las sillas vacías que hay en el escenario.

Blanca Portillo en SILENCIO 

Ahí es donde empieza a manifestarse en todo su esplendor la teatralidad de ese maravilloso discurso. Un discurso erudito por todo aquello de lo que demuestra tener conocimiento su autor, pero cercano e impactante al mismo tiempo; y lo más importante: induce a la reflexión.

      En ese desdoblamiento la actriz a la que el autor ha encargado leer el texto (quizá porque ya no tenía a nadie más a quien acudir, sospecha ella) a veces cuestiona lo que se dice, otras lo refrenda, otras lo amplía, en otros momentos lo admira, pero sobre todo lo reinterpreta. Por algo llamamos a los actores “intérpretes”.

     Mayorga opta entonces, como director, por invitar a Blanca Portillo a representar algunos de los fragmentos teatrales a los que él hace referencia en su discurso, para ejemplificar la fuerza y la expresividad del silencio, así como su gran variedad de  significados. Asistimos entonces a un auténtico recital de Blanca Portillo, que nos regala unas interpretaciones memorables de grandes personajes de todos los tiempos, desde Antígona, pasando por la Rosaura de La vida es Sueño y también por la Bernarda de Lorca.

      Esta colaboración entre Juan Mayorga y Blanca Portillo, que intuyo llena de complicidades, tan rica, tan cercana y tan llena de confianza, ha dado como fruto este maravilloso resultado.

     Admiro Silencio por muchas razones: por el placer estético e intelectual que me proporcionó, por inducirme a la reflexión sobre el Teatro y la Vida, y por el generoso regalo interpretativo de Blanca Portillo. Pero también por la capacidad que ha tenido Juan Mayorga de desdoblarse, separándose del académico que escribió ese discurso para convertirse en un director escénico que lo afronta como si no fuera suyo, para reírse incluso de sí mismo si hace falta.

Por último, Silencio ha producido en mí la necesidad urgente de sentarme ante el teclado a escribir algo que merezca la pena. Como me ocurre tan a menudo con Juan Mayorga.

ESTE SITIO CUMPLE 10 AÑOS

La Tierra no es una herencia de nuestros padres,

sino un préstamo de nuestros hijos

Proverbio indio

Este mes se cumplen 10 años  de la  creación de este sitio. Lo pensé como un espacio donde  ofrecer  el teatro que escribía a aquellos que quisieran usarlo,  poniendo  al  alcance  del público mis textos libres de derechos  editoriales y referenciando  aquellos que  sí  los tienen y que por lo tanto  no podía ofrecer libremente.

   También lo pensé como un lugar donde  ofrecer  mis opiniones  sobre  espectáculos teatrales, libros,  personalidades de la cultura y donde  poder  reflexionar sobre  política  cultural y educativa.

    Como sucede casi siempre con las  creaciones  que se  lanzan  al mundo, estas acaban adquiriendo de algún modo  vida propia.  Y, a través  del  “feed back” que iba recibiendo  sobre  el uso  de esta herramienta,  a partir  de los  datos  de circulación  que  me va ofreciendo  WordPress pero también a partir  de los comentarios  de los usuarios, he ido perfilando  a lo  largo  del  tiempo  los  objetivos y los contenidos de este  sitio, en el que al principio solo ofrecía Teatro pero en el que ahora también ofrezco Novela.

    Lo que he descubierto  básicamente gracias a vosotros es lo siguiente:

-Que, a en el ámbito de Cataluña,  existe una  amplia base de Teatro Amateur y  Aficionado que indaga y busca  ávidamente  obras  que poner en escena.  A veces obras puramente  cómicas (algo  que me  parece muy legítimo), pero  también textos comprometidos  con la  actualidad. Y aprovecho para recordar que la  comedia no está  reñida  con eso, es  más, puede llegar a ser tremendamente  crítica, tanto o incluso más que el drama.

-Que, en el  ámbito  español  e hispanoamericano, existe  un gran número de directores y responsables  de grupos teatrales infantiles y juveniles, que buscan obras que diviertan pero  que al mismo tiempo  remuevan conciencias y hablen de temas sensibles  como  la guerra, los refugiados, el bullying  o el medio  ambiente. A todos  ellos, gracias por  su compromiso con los chavales y por usar el Teatro como  herramienta  educativa,  de  concienciación y de socialización.

-Que los textos teatrales  para público infantil,  juvenil y familiar tienen más éxito y más descargas que aquellos que podrían considerarse estrictamente  “Teatro para adultos.” 

Ello me ha  llevado a adquirir un compromiso claro y rotundo con ese teatro, sin  olvidarme,  claro  está,  de las obras  que  sigo produciendo,  representando,  publicando y “colgando” en esta web dirigidos a público adulto.  Y lo hago no  solo por  el nivel de  consultas y descargas que me “chivan” las herramientas  de  análisis y seguimiento  de WordPress, sino  también por  el  feed-back  que me llega desde los jóvenes,  desde los  profesores y desde los  directores de  esos  grupos  teatrales.

    Y es que la magia  del Teatro  tiene un poder  seductor  que le ha permitido  sobrevivir al cine, a la  televisión,  a las plataformas  digitales y al resto de nuevos formatos de  comunicación  pública. Y encontrar su propio espacio. Esa  magia  se traduce en  trabajo en equipo, puesta en común,  goce colectivo, actividad integradora, lugar de encuentro comunitario, herramienta educativa, método de transmisión de valores… Por eso me siento tan orgulloso de poder contribuir a que esa magia siga viva.

    Pero quiero puntualizar que no soy de los que piensa que el futuro está en manos de las próximas generaciones. No. Antes que nada, el futuro sigue estando en nuestras manos, en las  de los que somos padres, educadores y empleadores de los jóvenes que conviven con nosotros. Darles un futuro esperanzador está en nuestras manos, aún no está en las suyas. De ahí la cita del principio.

      Os dejo con una entrevista que me hicieron en el programa de Radio 5 “Educar para la Paz”, donde expreso claramente y con total rotundidad mi compromiso con el Teatro Infantil y Juvenil.

https://www.rtve.es/play/audios/educar-para-la-paz/educar-para-paz-teatro-como-herramienta-educativa-ignasi-garcia-barba/5863960/

L’aprenenta (La aprendiza) gana el Premi Recvll de Teatre «Josep Ametller»

El pasado domingo 14 de marzo se me otorgó el premio Recvll en la modalidad de Teatro (Premio Josep Ametller), por la obra LA APRENDIZA. Un premio que se empezó a convocar en 1983 –el de Teatro, las otras modalidades se remontan a 1965- y que yo hacía tiempo que perseguía. De hecho es el primer premio al que me presenté cuando empecé a escribir allá por los años 90.
El acto de entrega normalmente tiene lugar en el Teatro de Blanes pero este año, debido a la pandemia, ha tenido lugar en el porche del Santuari del Vilar, lejos de la población, en un lugar elevado situado en medio de la Naturaleza y venerado por los vecinos de Blanes.
¿Y por qué allí? Pues porque en 1966 las autoridades franquistas prohibieron estos premios pero la organización decidió llevarlos adelante igualmente, y los galardones se entregaron “como quienes no quiere la cosa” en ese mismo santuario, aprovechando la salida de misa para no despertar sospechas.

Entrega de los Premis Recvll en1966. Fondo Recvll

Todo un símbolo, por lo tanto, de resistencia a la opresión y de resiliencia ante la adversidad por parte de la Lengua y la Cultura Catalanas. Por este motivo, me siento muy orgulloso y satisfecho de haber ganado esta edición especialmente simbólica en la que, entre otras cosas, se ha querido demostrar que esta pandemia no podrá con nosotros.

Entrega de los Premios Recvll 2021.Fotografía: Ayuntamiento de Blanes
Entrega de los Premios Recvll 2021. Fotografía: Ayuntamiento de Blanes.

Hablando de pandemia, LA APRENDIZA es una consecuencia de ella: Esta obra habla de la muerte, que a menudo es un tema tabú en esta sociedad. Actuamos y pensamos como si no nos tuviera que llegar nunca. Pero esta pandemia nos la ha puesto ante las narices: hemos visto morir a gente próxima, o lo hemos visto a las puertas de la muerte. Hemos tenido (tenemos todavía) miedo a ser los siguientes y, nos guste o no, nos hemos parado a pensar en nuestra condición mortal y en el sentido de nuestra vida. Mi manera de hacerlo ha sido escribir LA APRENDIZA. Esta obra es una reflexión en clave de comedia negra sobre el miedo que nos da la muerte, sobre cómo nos imaginamos una vida después de la muerte, pero, sobre todo, es un canto en la vida. A esa vida que demasiado a menudo lamentamos no haber aprovechado como podíamos, cuando estamos a punto de perderla.

También habla de la situación laboral de los jóvenes, que se ven obligados a coger trabajos precarios (en el Infierno, si hace falta) para poder aspirar a independizarse de sus padres y llevar una vida autónoma.

Este es el argumento:

Caronte, el barquero de la Laguna Estigia que transporta las almas de los difuntos desde el mundo de los vivos al Hades, quiere tomarse un descanso para ir a ver como viven los humanos y encontrar respuestas a las preguntas que lo intrigan sobre estas criaturas que ya le llegan muertas. Pero antes debe encontrar un aprendiz para que lo sustituya mientras esté fuera.

El paso de la Laguna Estigia. Patinir. Museo del Prado.

Morticia, una chica joven que busca trabajo, será la aprendiz que le imponen. Y Caronte, a disgusto, le enseña las tareas que tiene que hacer. En el Hades Morticia conoce Eurídice, la ninfa con la que Orfeo iba a casarse, que murió por el mordisco de una serpiente. Cada día Eurídice intenta robarle a Caronte -sin éxito- algo que él custodia y que podría devolverla a la vida. La llegada de Morticia romperá el frágil equilibrio en el que se desarrolla la existencia de Caronte y Eurídice. Y cambiará incluso su relación con los dioses del Olimpo.

Si todo va bien, pronto veremos La APRENDIZ publicada y representada. Y me consta que ya hay centros educativos esperando su publicación para ponerla como lectura a la asignatura de Cultura Clásica.

Pablo Hasél y «la democracia plena»

Libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.

George Orwell

En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres.

Suetonio.

En estos días en que nuestros políticos se llenan la boca diciendo que España es una democracia plena, el rapero Pablo Hasél va a ir a la cárcel por la letra de unas canciones y unos tuits, contra el criterio de Amnistía Internacional, Tribunales y Organismos Internacionales. Tuits como “¿Guardia Civil torturando o disparando a inmigrantes? Democracia. ¿Chistes sobre fascistas? Apología al terrorismo.” (28/04/2014) o “El ladrón de Borbón no debe dar crédito a la impunidad que tiene para burlarse de nosotr@s.“ (25/12/2015)

  En resumen: cosas que mucha gente piensa y que dice en privado y también en publico, porque se supone que vivimos en lo que dicen nuestros políticos: un democracia plena.

Si queréis enteraros de los otros 62 tuits por los que la Audiencia Nacional lo condenó, los podéis encontrar aquí: 

https://www.publico.es/sociedad/estos-son-64-tuits-y-cancion-sido-condenado-rapero-pablo-hasel.html

Vamos ahora a la canción de marras: Se titula “Juan Carlos el Bobón” y dice cosas como «Contar quién es y qué hace es delito, apuntaba maneras cuando mató a su hermano Alfonsito. ¿Quien se cree que fue un accidente? Torrente es un santo al lado de Juanca, ya denunciaron que a Sofía maltrata…» o «Qué legitimidad tiene el heredero de Franco que en juergas y putas nuestra pasta está tirando…” En fin, tenéis la canción enterita aquí:

Entiendo que haya gente a la que le pueda resultar desagradable e incluso ofensivo. ¿Pero y si yo os dijera que me resulta ofensivo que la ultraderecha española, refiriéndose a nuestros artistas, diga “España puede vivir sin sus titiriteros, pero no sin sus agricultores y ganaderos”, mostrando la foto de Pedro Almodóvar, Javier Bardem y Eduardo Casanova?

(Fue en marzo de 2020, podéis refrescar la memoria aquí: https://www.publico.es/tremending/2020/03/24/vox-aprovecha-el-coronavirus-para-seguir-haciendo-politica-criticando-a-los-artistas-y-los-tuiteros-responden/ )

Siempre habrá gente a quien le moleste lo que diga públicamente otra gente. Por eso he puesto las dos citas del principio, para recordar que la democracia consiste en defender que el otro pueda decir lo que yo no pienso y lo que yo no creo. No solo en depositar una papeleta en una urna cada cuatro años.

Nadie discute hoy en día que “El David” de Miguel Ángel, por ejemplo, sea una obra de Arte. ¿Pero sabíais que en 2012 un programa de la televisión pública china censuró sus genitales? ¿Y que en 2016 una réplica suya levantó la furia de algunas asociaciones religiosas rusas, por estar exhibida en la calle, cerca de un colegio y de una iglesia? ¿Qué hacemos? ¿Demandamos a Miguel Ángel? ¿A la Galería de la Academia de Florencia, que es la que alberga la escultura? ¿A las autoridades rusas que permitieron que se exhibiera en la calle?

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«David» de Miguel Ángel

Otro ejemplo: la obra plástica “Las hostias”, del artista navarro Abel Azcona. Un total de 242 hostias consagradas que forman la palabra “Pederastia”. Una asociación cristiana española le denunció porque se sintió ofendida. Pues bien: La causa contra Azcona fue archivada por el Juzgado de Instrucción nº2 de Pamplona, por la Audiencia de Navarra y por el Tribunal Constitucional.  ¿Por qué no se hace lo mismo con Pablo Hasél? ¿Qué pasa, que puede priorizarse la libertad de expresión por encima de lo que algunos consideran escarnio de la religión, pero no por encima de los delitos que se le imputan al rapero (enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona y las instituciones del Estado?

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Abel Azcona instalando «Las Hostias»

Hablando de religión, me vienen a la mente las viñetas sobre Mahoma de la revista francesa Charlie Hebdo: nos llenamos la boca defendiendo el derecho de la revista a publicar esas imágenes –cuando, sin ir más lejos, el Islam prohíbe representar a Mahoma o a cualquier otro profeta-, pero luego llevamos a juicio a los que dicen o hacen algo que pueda herir los sentimientos de los católicos (y si no preguntádselo a Willy Toledo, por ejemplo)

  Pero no, lo de Pablo Hasél me recuerda más a lo del grupo teatral Els Joglars, con un huido Albert Boadella a la cabeza (¡Quién lo diría! ¿Verdad?), que en 1978 –o  sea, durante la Transición- fueron juzgados por un tribunal militar por tocarle las narices al susodicho estamento con la obra La torna. Recreaba los últimos días de la vida de un delincuente, Heinz Chez, y su ejecución a garrote vil. A partir de los pocos datos que se tenían sobre este hombre y su proceso, se construyó una farsa en la que todos los personajes actuaban con caretas a excepción de propio Chez, víctima y testigo de todo el montaje que se creó a su alrededor. Heinz Chez fue ajusticiado el 2 de marzo de 1974, el mismo día en que Salvador Puig Antich, en un esfuerzo por parte del gobierno franquista para restar relevancia política a la ejecución de Puig Antich.

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Imagen de la obra de Els Joglars «La Torna»

      ¿A quién ofendió esa obra? Naturalmente a los franquistas y a los afines al régimen que no estaban interesados en que España se convirtiera en una “democracia plena”. No podían consentir que se ofendiera a la autoridad de esa manera y se cuestionara su manera de impartir justicia. Pudo más eso que la incipiente libertad de expresión.

  En ese proceso la autoridad judicial militar desetimó todos los escritos presentados por los defensores. Entre ellos una denuncia por presunto abuso de autoridad y uso indebido de atribuciones. Otro era una petición de nulidad de las actuaciones.

     Pablo Hasél recurrió, pidió la nulidad (porque al parecer dos de los tres magistrados de la Sala de Apelaciones que confirmaron su condena ocupaban irregularmente su plaza y también por su cariz ideológico [1])y finalmente la suspensión de la pena. Pero no le ha servido para evitar la cárcel.

(Si queréis saber más sobre ese proceso:

https://elpais.com/diario/1985/02/19/sociedad/477615604_850215.html)

Hasél, César Strawberry, Valtonyc, Willy Toledo , los miembros de la Compañía Títeres de Abajo, tuiteros, detenidos por quemar banderas españolas, fotos del rey, obras censuradas en Arco por mostrar lo que para unos son “presos políticos” y para otros “políticos presos”, el secuestro de la novela Fariña, de la revista El jueves…

Si esto es una «democracia plena», yo soy Batman.

Así que a los que nos dedicamos a escribir y a los artistas en general, no nos queda más remedio que seguir trabajando para que esa democracia plena se convierta en realidad. A pesar de los tribunales y evitando a nuestro mayor enemigo: la autocensura.


[1] https://www.buenjuicio.com/dos-de-los-tres-jueces-que-juzgaron-a-pablo-hasel-ocupaban-la-plaza-irregularmente/

DISTOPÍAS EN TIEMPO DE PANDEMIA

«Me interesa el futuro porque es el lugar donde voy a pasar el resto de mi vida.»

Woody Allen

 

Durante el confinamiento causado por el estado de alarma ha aumentado el consumo de ficción televisiva. Quien más quien menos, ha devorado series de alguna de las plataformas  más populares. En mi caso –como en el de muchos otros- he aprovechado para ver varias series distópicas que no había tenido tiempo de ver hasta ahora: Black mirror, Years and Years y El cuento de la criada. También he aprovechado para releer  la novela Un mundo de feliz, de Aldous Huxley.

   El diccionario define “Distopía” como Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana.

   Desde los inicios de la ficción audiovisual encontramos ya manifestaciones distópicas, como Metrópolis, de Fritz Lang.

Metropolis, de Fritz Lang

   Pero la necesidad de hablar sobre nuestro modus vivendi, desde un mundo alejado de nuestras costumbres –para poder adquirir así una mirada distanciada- viene ya de lejos. Recordemos, por ejemplo, las Cartas persas, de Montesquieu, escritas en 1717. En esa novela un musulmán chiíta de origen persa, político y pensador, se ve obligado a huir por haber criticado las costumbres de la corte. En  su huída pasa por Irán, Turquía, Armenia, Italia y Francia y manda cartas a los conocidos que ha dejado en Persia, hablando de la religión, la moral y la política de los lugares por los que va pasando, en tono irónico y crítico.

  Algo parecido hizo Cadalso en sus Cartas Marruecas, publicadas póstumamente en 1789, donde critica la decadencia de España desde el punto de vista de un joven marroquí que llega a España acompañando al embajador de Marruecos.

      Es lógico que, por extensión, en un mundo cada vez más globalizado como el nuestro, la crítica distópica ya no se centre en un país en concreto, sino que se haga extensible al modo de vida de lo que llamamos la civilización europea-occidental. Y se nos presenten posibles futuros a los que podemos tender, si seguimos potenciando nuestro modus vivendi. Así, encontramos (¡cuidado, contiene spoilers!):

 -Una sociedad en el que los seres humanos se han sometido a la tecnología, hasta el punto que su libertad, su privacidad y su propia supervivencia como especie quedan cuestionadas e incluso anuladas (Black Mirror)

Robot cuadrúpedo. Serie Black Mirror

 Una sociedad donde la creciente acumulación de capital por parte de los más ricos lleva al empobrecimiento más absoluto de la clase media, a la degradación medioambiental y a poner la política en manos de dirigentes populistas capaces de iniciar conflictos nucleares y de confinar a refugiados en auténticos campos de concentración (Years and years)

Emma Thompson como la política populista Vivienne Rook. Serie Years and years

-Una sociedad donde la ultraortodoxia y el integrismo religioso imponen sus dogmas y sus valores, considerándolos más puros y más auténticos que las libertades que defiende el progresismo ideológico. Hasta el punto que la organización social sufre una reestructuración profunda en la que la mujer pasa a estar absolutamente sometida al hombre, pudiendo ejercer únicamente funciones de esposa, madre y ama de casa. (El cuento de la criada)

Fotograma de El cuento de la criada

Fotograma de El cuento de la criada

Washington en El cuento de la criada

Washington en El cuento de la criada

 Una sociedad autocomplaciente y acomodada –gracias en parte a la manipulación genética de los ciudadanos desde el mismo momento de su concepción- en la  que cada uno asume alegremente el lugar que se le ha asignado en el engranaje económico y social. (Un mundo feliz.)

   Produce una rara sensación ver estas series, con estos contenidos, justamente en un momento tan distópico como del que ahora estamos saliendo –supuestamente-. ¿Quién nos  iba a decir, hace solo unos meses, que por nuestro propio bien y por nuestra propia seguridad se nos obligaría a confinarnos en nuestras casas? ¿Quién nos iba a decir, hace solo unos meses, que no nos cansaríamos de oír sirenas cerca de casa? Y no solo las de las ambulancias, también las de las fuerzas del orden, acudiendo a “resolver” situaciones en las que algunos ciudadanos no cumplían las normas dictadas por el gobierno. ¿Quién nos iba a decir que decenas de millones de personas nos acostumbraríamos tan rápidamente a no tocarnos, no besarnos, no abrazarnos, a llevar guantes y mascarillas?

     Si algo me ha demostrado la forma en que hemos vivido y sufrido esta pandemia (y me atrevería a decir que no será la primera pandemia que viviremos de esta forma) es que nuestra integridad física, nuestra integridad moral y nuestras libertades son sumamente frágiles.

    Si hubiese visto hace un año El cuento de la criada, por ejemplo, me costaría pensar que todo un país tan amante de su libertad como los Estados Unidos se convierta en un estado  cristiano integrista y ultraortodoxo en el que las libertades  (especialmente las de las mujeres) quedan anuladas.

     Pero viendo lo que ha sucedido con esta pandemia, ahora no me sorprende tanto que un cambio a gran escala como el que se plantea en esta u otras series distópicas, puedan ser posibles. En España se decretó un estado de alarma. En otros países se han llevado a cabo medidas parecidas.  Afortunadamente, todo ello se ha planteado como algo temporal. Y probablemente era necesario hacerlo.  Pero quizá algunos futuros mandatarios vean esto como un campo de pruebas para repetir la experiencia de forma más prolongada, con otra excusa que no sea una pandemia.

Robot cuadrúpedo utilizado en Singapur durante la pandemia de COVID-19, para controlar la distancia de seguridad entre ciudadanos.

     En El cuento de la criada, lo que hace caer al gobierno estadounidense es la sincronización de tres atentados: en la casa Blanca, en el Capitolio y en el Tribunal Supremo. Los mismos que los provocan, lo ocultan y declaran un “Estado de sitio” que, legalmente, les permite  recortar las libertades individuales y colectivas. De forma provisional, en principio. Pero finalmente de forma permanente.

    No quiero pensar lo que ocurriría en este o en otros países si, en una situación como la que acabamos de vivir, herramientas como el “Estado de alarma” o el “Estado de sitio” estuvieran en manos de gobiernos de ultraderecha, que no esconden su total desacuerdo con mantener un buen número de libertades que hoy en día tenemos y que la ciudadanía se ha ganado a pulso.

     El equilibrio entre Libertad y Seguridad siempre ha sido muy frágil, al igual que el equilibrio entre Individuo y Comunidad (uno de los temas más candentes de nuestro tiempo, y sobre el que sociólogos tan prestigiosos como Zygmunt Bauman hablan y seguirán hablando). Supongo que ese equilibrio ideal es lo que a nivel político se denomina “Centro”.  Pero ese concepto cada vez más, por el propio devenir de nuestro sistema socioeconómico, tiende a ser una falacia.

    Y de lo que hagamos con eso, dependerá que nuestro futuro se convierta en una distopía o no. Pero no olvidemos lo que Aldous Huxley dijo sobre su novela Un mundo feliz: «Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero  sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.»

  Lo escribió en 1932.

 

 

El teatro y la peste del coronavirus

“No somos los mismos cuando la naturaleza, abatida, impone al alma que sufra con el cuerpo”.

Shakespeare. El Rey Lear.

 

Tiempo de reclusión y de confinamiento. Tiempo de recogimiento, de reflexión y también de reinterpretación y de reencuentro con aquello que ya creímos sabido. Así actúa en mí y así recordaré este confinamiento por la crisis del Coronavirus, que en principio deberá durar 15 días pero que a fecha de hoy ya casi todos damos por hecho que durará más.

    Tiempos de estupor, en los que nos damos cuenta que nuestra sensación de seguridad era efímera, tiempos de incertidumbre. Tiempos en los que nosotros, los europeos y eso que llamamos la civilización occidental, descubrimos que los apestados no son aquellos a los que cerrábamos nuestras puertas en su huída desesperada, esos a los que mirábamos por encima del hombro, sino que los apestados somos nosotros. Los que nos creíamos el ombligo del mundo.

    Algunos dirán seguramente que es un equilibrio de causa-efecto, una acción-reacción universal, un efecto del karma. Sea lo que sea, nos obliga a revisar aquello que creíamos seguro e inamovible.

Confinamiento

     Yo en estos días he revisitado El Teatro y su doble, de Antonin Artaud. Un libro publicado en 1938. Al principio compara el Teatro y la Peste. Y no es lo mismo leerlo desde la distancia, desde la comodidad de un marco mental confortable, que en circunstancias como estas, en la que podemos experimentar un miedo y un estupor muy parecidos al que nos describe ante la peste.

    Resulta revelador y casi profético. Ahí van unos fragmentos del capítulo El Teatro y la Peste:

 

“Nuestra arraigada falta de cultura se asombra de ciertas grandiosas anomalías, por ejemplo, que en una isla sin ningún contacto con la civilización actual el simple paso de un navío que solo lleva gente sana provoque la aparición de enfermedades desconocidas en ella, y que son especialidad en nuestros países: zona, influenza, gripe, reumatismo, sinusitis, polineuritis, etc.

   Y asimismo, si creemos que los negros huelen mal, ignoramos que para todo cuanto no sea Europa somos nosotros, los blancos, quienes olemos mal. Y hasta diré que tenemos un olor blanco, así como hablarse de un “mal blanco”.

                                                                     (…)

Antonin Artaud

Antonin Artaud

La historia, los libros sagrados, y entre ellos la Biblia, y algunos antiguos tratados médicos, describen exteriormente toda clase de pestes, prestando aparentemente menos atención a los síntomas mórbidos que a efectos desmoralizadores y prodigiosos que causaron en el ánimo de las víctimas. Probablemente tenían razón. Pues la medicina tropezaría con grandes dificultades para establecer una diferencia de fondo entre el virus de que murió Pericles frente a Siracusa (suponiendo que la palabra virus sea algo más que una mera convivencia verbal) y el que manifiesta su presencia en la peste descrita por Hipócrates, y que según tratados médicos recientes es una especie de falsa peste.

                                                                       (…)

Nadie puede decir por qué la peste golpea al cobarde que huye y preserva al vicioso que se satisface en los cadáveres; por qué el apartamiento, la castidad, la soledad son impotentes contra los agravios del flagelo, y por qué determinado grupo de libertinos, aislados en el campo, como Boccaccio con dos compañeros bien provistos y siete mujeres lujuriosas y beatas, puede aguardar en paz los días cálidos en que la peste se retira; y por qué en un castillo próximo, transformado en ciudadela con un cordón de hombres de armas que impide la entrada, la peste convierte a la guarnición y a todos los ocupantes en cadáveres, preservando a los hombres armados, los únicos expuestos al contagio. Quizá explicará asimismo por qué los cordones sanitarios de tropas que Mehmet Alí estableció a fines del siglo pasado en ocasión de un recrudecimiento de la peste egipcia, protegieron eficazmente los conventos, las escuelas, las prisiones y los palacios, y por qué en la Europa del Medievo, en lugares sin ningún contacto con Oriente, brotaron de pronto múltiples focos de una peste con todos los síntomas característicos de la peste oriental.

   Con tales rarezas, misterios, contradicciones y síntomas hemos de componer la fisonomía espiritual de un mal que socava el organismo y la vida hasta el desgarramiento y el espasmo.

                                                                         (…)

La hez de la población, aparentemente inmunizada por la furia de la codicia, entra en las casas abiertas y echa mano a riquezas, aunque sabe que no podrá aprovecharlas. Y en ese momento nace el teatro. El teatro, es decir la gratuidad inmediata que provoca actos inútiles y sin provecho.

                                                                            (…)

Página del libro de notas de Artaud

Página del libro de notas de Artaud

San Agustín, en La ciudad de Dios, lamenta esta similitud entre la acción de la peste que mata sin destruir órganos, y el teatro, que, sin matar, provoca en el espíritu, no ya de un individuo sino de todo un pueblo, las más misteriosas alteraciones.

                                                                           (…)

El teatro en esencia se asemeja a la peste, no porque sea también contagioso sino porque, como ella, es la revelación, la manifestación, la exteriorización de un fondo de crueldad latente, y por él se localizan en un individuo o en un pueblo todas las posibilidades perversas del espíritu.

   Como la peste, el teatro es el tiempo del mal, el triunfo de las fuerzas oscuras, alimentadas hasta la extinción por una fuerza más profunda aún.

   Hay en él, como en la peste, una especie de sol extraño, una luz de intensidad anormal, donde parece que lo difícil, y aun lo imposible, se transforman de pronto en nuestro elemento normal. (…) Desata conflictos, libera fuerzas, desencadena posibilidades, y si esas posibilidades y esas fuerzas son oscuras no son la peste o el teatro culpables, sino la vida.

   No vemos que la vida, tal como es y tal como la han hecho, ofrezca demasiados motivos de exaltación. Parece como si por medio de la peste se vaciara colectivamente un gigantesco absceso, tanto moral como social; y que, el teatro, como la peste, hubiese sido creado para drenar colectivamente esos abscesos.

   Quizá el veneno del teatro, inyectado en el cuerpo social, lo desintegre, como dice san Agustín; pero en todo caso actúa como la peste, un azote vengador, una epidemia redentora donde en tiempos de credulidad se quiso ver la mano de Dios y que es sólo la aplicación de una ley natural: todo gesto se compensa con otro gesto, y toda acción con su reacción.

   El teatro, como la peste, es una crisis que se resuelve en la muerte o la curación. (…) Y el problema que ahora se plantea es saber si en este mundo que cae, que se suicida sin saberlo, se encontrará un núcleo de hombres capaces de imponer esta noción superior del teatro, hombres que restaurarán para todos nosotros el equivalente natural y mágico de los dogmas en que ya no creemos.”

Final de curso entre Chips, Delegados, Secretos y Gnomos

Esta semana finaliza el curso escolar 2018-2019, que me ha  brindado muy buenos momentos hablando de libros y de la aventura de escribir, con los alumnos de varios centros educativos donde se han leído algunos de mis libros. Concretamente El chip experimental, El delegat, El secret de la riera y El Jardín de los gnomos.

    En este intercambio de impresiones, han surgido varias reflexiones sobre la vida y sobre la creación literaria que a partir de ahora usaré en mis charlas con los alumnos, que siempre resultan enriquecedoras:

Escribir en como hacer un puzzle de muchas piezas. Uno va encontrando piezas a lo largo del proceso creativo, a veces de una en una, a veces varias a la vez, a veces es un proceso que dura poco tiempo, a veces ese ir encontrando las piezas es un proceso largo… En ocasiones uno se empeña en poner una pieza del puzzle en el lugar equivocado, convencido de que es ahí donde encaja, hasta que al final te das cuenta de que no es ahí donde va. Y la apartas para poder encajarla más tarde en el lugar que le corresponde.

    También sucede a menudo, como cuando se hace un puzzle, que consigues agrupar varias piezas en conjuntos aislados: un árbol, una ventana, una puerta, una nube. Elementos que aisladamente funcionan pero que aún no forman parte de un conjunto. En el caso de la escritura estaríamos hablando de un capítulo aislado, una situación, una imagen, una escena que consigues plasmar en el papel de forma aislada, cuando aún no tienes una idea clara de cuál será el resultado final del conjunto.

    En eso el escritor juega con desventaja respecto al que hace un puzzle. Porque cuando uno compra un puzzle de muchas piezas, normalmente en la caja viene una fotografía del resultado final: un paisaje, un molino, una casa… De modo que cuando empiezas el puzzle tienes ya una pauta, sabes cuál va a ser el resultado final. En la creación literaria no. Eso a veces es desesperante, pero a menudo forma parte del placer de escribir una historia: ir descubriendo poco a poco de qué va aquello que estás escribiendo.

     Naturalmente, hay maneras de tener esa “foto” previa antes de empezar a escribir la historia. Es lo que hacemos en televisión, más que nada porque no hay mucho tiempo para llegar al resultado final por tanteo. De ahí la importancia de las escaletas, donde se diseña escena a escena la estructura de la historia, mostrando en ella lo que pasa, dónde pasa y cuándo pasa. Y es cuando se tiene la escaleta –que, repito, sería más o menos como la foto de la caja que contiene el puzzle-, que se comienza a escribir. Pero aun así durante el proceso hay sorpresas, la foto acaba variando siempre respecto a la original. Y eso está muy bien, porque sin ese  componente imprevisible, escribir sería un poco aburrido. Al igual de la vida. Porque en el fondo, ¿a quién le gustaría que toda su vida se ajustara exactamente  o lo que uno ha planeado para ella?

Durante Sant Jordi, con algunos de los títulos que se han puesto como lectura en varios centros educativos.

Las historias que funcionan sobreviven a todas las épocas, adaptándose a ellas. Disfrazándose de otra cosa para no parecer lo que realmente son. Hemos hablado de Romeo y Julieta, por ejemplo, y hemos buscado paralelismos contemporáneos en la literatura y sobre el cine sobre lo que cuenta esta historia: la obstinación de una pareja por vivir su amor a pesar de la oposición que hay en su entorno. Y nos ha parecido que en la saga Crepúsculo, donde una humana y un vampiro se enamoran y viven su amor a pesar de la oposición de vampiros y hombres-lobo, sucede lo mismo.

Crepúsculo

    También hemos hablado de Don Quijote y Sancho Panza. Y hemos descubierto que actualmente también hay obras que son esa misma,  pero “disfrazadas” para disimular. Don Quijote cree tener poderes (los propios de un caballero andante de los libros que había leído) y cruza el mundo intentando usar esos poderes para hacer el Bien y salvar así a los débiles del mal. Le acompaña un amigo que no tiene esos poderes, que es una persona más sencilla y más mundana, pero que sufre con él sus penurias y cuando puede le ayuda, aunque no entienda muy bien cuál es la misión de Don Quijote.

    Pues bien: ¿No sucede más lo menos lo mismo con Frodo Bolsón y Sam Sagaz en El Señor de los Anillos? Frodo lleva encima un poder (El anillo) que a veces usa (para hacerse invisible, por ejemplo). Al igual que Don Quijote, cruza el mundo con ese poder para salvar a los más débiles (en ese caso para arrojarlo al abismo donde fue creado, provocando su destrucción). Le acompaña un amigo, Sam, que sufre con Frodo penalidades muy parecidas a las que sufría Sancho Panza con Don Quijote.

Frodo y Sam en El Señor de los anillos

   Aún habría un ejemplo más, esta vez sacado del cine: Luke Skywalker y Han Solo. El Caballero Jedi con poderes, que lucha contra la parte oscura de la fuerza (representada por Darth Vader y el Emperador) para ayudar a los débiles. Han Solo, que no tiene esos poderes y que es una persona más pegada a los placeres de la vida (comer, beber, dormir, amar), sufre grandes penalidades por Luke pero nunca le abandona y siempre le ayuda.

Luke Skywalker y Han Solo en Star Wars

Valoramos más lo que nos cuesta esfuerzo obtener. Es una lección que nos sirve tanto para afrontar la creación literaria como la Vida misma. Siempre les pongo el mismo ejemplo a los alumnos y alumnas con los que hablo (y este curso tenían edades entre los 9 y los 14 años): “¿Qué os gustaría más, ganar un partido de fútbol 6-0 contra un equipo muy malo o 2-1 contra un equipo muy bueno?” Y siempre me llevo la misma grata sorpresa: todos prefieren la segunda opción. Y, a su manera, con sus palabras, vienen a reconocer que valoran aquello que les cuesta más esfuerzo conseguir. ¿Cómo no voy a tener esperanza en el futuro, después de eso?

    Así que doy las gracias una vez más a los centros educativos a los que he ido a dar charlas este curso, no solo por permitirme hablarles a los alumnos de mí de lo que soy y de lo que hago, sino sobre todo por permitirme aprender de ellos e impregnarme de su mirada, llena de curiosidad, de esperanza y de futuro. Este curso han sido:

  • IES La Pineda (Badalona)
  • IES Mercè Rodoreda (Sant Andreu de la Barca)
  • IES Martí i Dot (Sant Feliu de Llobregat)
  • IES Bisbe Berenguer (L’Hospitalet de Llobregat)
  • Col.legi La Mercè (Martorell)
  • Col.legi Casp (Barcelona)
  • Institut-Escola Sant Jordi (Navàs)

Espero que volvamos a vernos.

NOTICIA DE ÚLTIMA HORA

                                                      El Jardín de los gnomos es finalista en los International Latino Book Awards 2019, en la modalidad de Best Play or Colletion of Plays. Estos premios se convocan Estados Unidos y están organizados por REFORMA (Asociación Nacional para Promover las Bibliotecas y los Servicios de Información) y Latino Literacy Now. Nacieron en 1997 y son los premios de mayor prestigio en su categoría (Cultura Latina y libros en español en Estados Unidos) y lo han ganado escritores de la talla de Gabriel García Márquez, Vargas Llosa e Isabel Allende, entre otros.

    La entrega de premios tendrá lugar el próximo 21 de septiembre en Los Ángeles.

Presentación de EL TRABAJO DE ANDREA

Los días 25 y 26 de mayo se presentó en Manresa y en L’Hospitalet de Llobregat, respectivamente, la publicación de TREBALL DE RECERCA (en castellano, EL TRABAJO DE ANDREA), la obra teatral con la que gané el Premio Ciutat de Sagunt en la modalidad de Teatro (denominada Certamen Pepe Alba). La edición ha ido a cargo de ONADA EDICIONS:

https://www.onadaedicions.com/llibres/producte/Treball+de+recerca

Treball de recerca

   La presentación de Manresa fue en la Librería Parcir, una de las más emblemáticas de la ciudad. No conozco a nadie en Manresa, pero me apetecía mucho hacerla allí porque en esa ciudad está el Instituto Pius Font i Quer, del que formaban parte Alejandra Ibarra y Ariadna Moyano, las alumnas que hicieron un trabajo de investigación sobre los exiliados manresanos de la Guerra Civil que acabaron deportados a campos de concentración por los nazis. También estaba con ellas Jordi Pons, el profesor que les dirigió el trabajo y las acompañó durante todo el proceso de investigación. Con ellos también estaba un grupo de alumnos de la escuela de Arte Dramático de Manresa (ubicada en el Teatro Kursaal), que hicieron una lectura dramatizada de varios fragmentos de la obra, bajo la dirección de la actriz, profesora y directora Teti Canal.

Presentación en la Llibreria Parcir de Manresa

Presentación en la Llibreria Parcir de Manresa

En L’Hospitalet de Llobregat la presentación estuvo a cargo de Joan Manuel Soldevilla, profesor y escritor, que además firma el prólogo del libro. Y también tuvo lugar una lectura dramatizada de varios fragmentos de la obra, esta vez a cargo de alumnos de los cursos de la Compañía Teatral Pláudite, de la que ya os he hablado en varias ocasiones. Allí la presentación tuvo lugar en la Biblioteca Josep Janés, situada en Collblanc, el barrio donde viví mi infancia y mi adolescencia, justamente al lado de lo que al principio fue el Cine Juventud y ahora es el Teatre Joventut (Premonitorio, ¿verdad?). Por esa razón me hacía mucha ilusión hacerla precisamente en esa biblioteca. Y su directora, Raquel Segura, me puso todas las facilidades. Aprovecho para agradecérselo desde aquí.

Cuando gané el Premio Ciutat de Sagunt con esta obra dije que el tema sobre el que giraba era la memoria histórica. Pero ahora pienso que no es eso, exactamente. Es más bien «el papel que juegan las jóvenes generaciones en la preservación de la Memoria Histórica de la Guerra Civil y la Postguerra».  En un mundo donde todo va muy deprisa, todo se consume muy rápidamente y cada vez cuenta más lo inmediato (es decir: aprovechar el momento EN TODO, porque dura poco). detenerse a mirar hacia atrás con mirada crítica y reflexiva no es frecuente en los más jóvenes. Y soy de los que piensa que construir un futuro es como construir un rascacielos: cuanto más alto quieres que suba, más profundos y  fuertes deben ser sus cimientos. Por lo tanto,  hay que conocer  el pasado para analizarlo con mirada crítica, para así comprender nuestro presente y poder decidir qué futuro escogemos para aprender de ese pasado y no repetir sus errores.

   En ambas presentaciones del libro salió a colación un libro que está arrasando en Alemania, LA CASA ALEMANA. Nos remite a 1963, cuando se va a celebrar en Frankfurt el primer juicio sobre Auschwitz. Una chica joven que trabaja allí como intérprete, una chica que no sabía nada sobre el Holocausto judío, se hace preguntas y acaba descubriendo el grado de implicación de su propia familia en los hechos terribles de la Alemania Nazi.

La casa alemana

      Para mí Alemania es un ejemplo de ese rascacielos del que hablaba: se ha construido un futuro próspero y una sociedad cohesionada mirando hacia atrás, hacia su historia, con mirada crítica. Naturalmente, hubo reticencias, como muestra LA CASA ALEMANA y la película LA CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO (donde se cuenta el periplo del fiscal que llevó a juicio los crímenes del nazismo a pesar de que importantes instituciones alemanas querían taparlos). Pero esas reticencias se salvaron.

La conspiración del silencio

Otro país que para mí es un ejemplo en este sentido es Camboya, el país con más desaparecidos por represión (le sigue España). Camboya juzgó a Pol Pot y a la cúpula política de los Jemeres Rojos. Camboya tiene un Día de la  Memoria, en el que se honra a las víctimas de ese régimen sanguinario. Camboya ha convertido los campos de internamiento y los centros de detención de los Jemeres Rojos en Museos y Memoriales en homenaje a las víctimas.

¿Y España? Solo os hago tres reflexiones:

1.- Baltasar Garzón, el único juez español que intentó llevar a juicio los crímenes del franquismo, fue inhabilitado. Y a la jueza argentina María Servini que, aparándose en la Justicia Universal, ha abierto una causa por los crímenes del franquismo, se le ponen todo tipo de trabas desde el poder ejecutivo y el poder judicial (justificándolo en lo que en la Transición se llamó la «Ley del Olvido», que venía a perdonar a los verdugos y torturadores para pasar página).

2.- ¿Es normal que no haya un Día de la Memoria en España, tal como lo hay en Camboya? ¿Y que el gobierno de Pedro Sánchez tenga tantos problemas por sacar a Franco del Valle de los Caídos? ¿Es normal que existan el Valle de los Caídos y la Cruz que conmemora a los fusilados por las milicias extremistas en Paracuellos del Jarama -la cruz se ve desde las pistas y las terminales del aeropuerto de Barajas-, pero que no haya algo semejante para conmemorar al bando republicano?

3.- ¿Es normal que haya partidos que no apoyan o que incluso quieren derogar la Ley de Memoria Histórica?

Os recomiendo que veáis el documental EL SILENCIO DE OTROS, que ganó el último  Premio Goya al mejor documental, el Premio al mejor documental en la Sección Panorama del Festival de Berlín y el Premio Forqué al mejor documental. Habla sobre todo esto y no os dejará indiferentes. Os dejo un avance:

Este viernes 10 de mayo a las 19.30 se hizo la presentación del libro en Sagunto, en la Vía del Pòrtic (Plaça de la Antiga Moreria), un espacio museizado ubicado en una de las antiguas vías romanas que daban acceso a Sagunto. Un lugar inmejorable para presentar una obra relacionada con la Memoria Histórica. Ahí  tuve la ocasión de conocer más a fondo a los ganadores de las modalidades de Novela (Jordi Ortiz, autor de  «No tractis Déu de vostè» -No trates a Dios de Usted- ) y de Poesía (Josep Porcar, autor de  «Anys llum» -Años Luz-). Ambos se desgajaron en sus respectivas obras,

Premis Literaris Ciutat de Sagunt_ Foto: Daniel Tortajada

Premis Literaris Ciutat de Sagunt_ Foto: Daniel Tortajada

ambos se implican personalmente hasta lo más hondo de su ser, con lo que se cuenta en ellas. En mi turno de palabra a la hora de hablar a los asistentes sobre la presentación del libro, comparé la creación literaria con hacer un puzzle de 500 piezas o más: a veces uno se empeña en que dos piezas se junten porque parece que encajan , pero no hay manera. Y de repente, aparece la que encaja y te preguntas si tanta diferencia hay con la que te empeñabas inútilmente en que encajara. O consigues encajar piezas por tramos: un trocito de cielo… varias piezas que conforman la copa de un árbol… o un edificio… elementos aislados que vas almacenando esperando encontrar las piezas que los haga comunicarse Un puzzle requiere paciencia,  dedicación, observación, selección… al igual que la creación de una obra de teatro, una novela, un poema… Pero cuando haces un puzzle juegas con ciertas ventajas respecto al escritor: porque cuando lo compras para llevártelo a casa, normalmente en la caja viene una foto de lo que será el resultado final. Sin embargo en la creación literaria no hay foto, solo hay una declaración inicial de intenciones: lo que te gustaría contar… cómo te gustaría que se desarrollara la trama… Esbozos más o menos desarrollados… pero nunca una imagen del resultado final. Ahí reside el sufrimiento y al mismo tiempo la satisfacción de la creación literaria: ese proceso arduo de acercamiento a lo que será el resultado final, que a menudo te sorprende porque, en mayor o menor medida, no es lo que habías previsto al principio, es algo que ha adquirido vida propia, algo que ha surgido de tu interior. Y por lo tanto se convierte en ese ejercicio de auto-conocimiento que es lo que -en mayor o menor medida, de forma consciente o inconsciente.- lleva a un escritor a ponerse ante una hoja en blanco.

A fecha de hoy, ya hay varios Institutos que me han manifestado su intención de adquirir TREBALL DE RECERCA para trabajar con él en grupos de 4º de ESO y Primero de Bachillerato, incluso haciendo una lectura dramatizada, para reflexionar y debatir sobre lo que cuenta. A todos ellos, muchas gracias.

TREBALL DE RECERCA ha sido editado en catalán, el idioma original en el que escribí la obra. Pero aquí tenéis la traducción que yo mismo he hecho al castellano (podéis encontrarla también en la sección «Textos en español»):

El trabajo de Andrea

Espero que os guste.