ESPERANDO A GODOT EN IDOMENI

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Massoud es un niño sirio de 8 años que llegó con su madre y cuatro hermanas más a Lesbos en marzo. Iban al encuentro de su padre, que consiguió llegar a Alemania y ahora tiene un trabajo allí; pero al llegar a Idomeni siguiendo la vía del tren se encontraron con la frontera macedonia cerrada. Ahora él, su madre y sus hermanas se «alojan» en la parte central de una gran tienda de campaña montada por Médicos Sin Fronteras, en un cubículo formado por dos literas alrededor de las que han puesto unas mantas proporcionadas por ACNUR, a modo de cortinas, para poder tener cierta sensación de intimidad y privacidad. Como él, muchos otros niños viajan solos con sus madres con la esperanza de llegar a Alemania. Algunos para reencontrarse con sus padres, que llegaron allí a modo de avanzadilla; otros simplemente huyendo del horror de la guerra y la muerte, no tienen un padre que les espere en ninguna parte porque murió víctima de la guerra, de la represión, de las fuerzas de seguridad turcas -que intentan evitar con todos los medios a su alcance que los refugiados se echen al Egeo para llegar a Grecia- , o víctimas del propio mar Egeo.

Massoud

Massoud

Así pues, Massoud encima debe considerarse afortunado. Porque su padre vive y le espera en Alemania, porque aún le queda una madre que cuida de él, porque ha conseguido sortear a las mafias que trafican con niños y porque se aloja en una tienda de campaña que no se llevará el viento ni difícilmente se inundará en caso de lluvias torrenciales, como las que están cayendo en estos últimos días y que han dejado inservibles centenares de tiendas. Su madre también debe sentirse afortunada, porque no ha perdido ningún hijo en la difícil travesía del Egeo y porque no tiene que dar a luz estando en Idomeni. Y es que a las que tienen que dar a luz se las llevan al hospital de Kilkis (la capital de la demarcación) y allí se les hace una cesárea sin contemplaciones y tras dos o tres días ingresadas se las devuelve a la mugre y a las condiciones nada higiénicas de Idomeni, a pesar de los esfuerzos de Médicos Sin Fronteras, de Médicos en Acción o de los médicos independientes que ejercen en una furgoneta acondicionada como ambulatorio que en Idomeni se conoce como «Alivio Dolores».

Tanqueta de la policía macedonia custodiando la valla fronteriza de Idomeni

Tanqueta de la policía macedonia custodiando la valla fronteriza de Idomeni

Conocí a Massoud mientras ayudaba a los bomberos de EREC (Equip de Rescat i Emergències de Catalunya) a hacer un censo para repartir semanalmente a cada familia de Idomeni una bolsa con verdura y fruta. Cuando llegué como voluntario ya estaban haciendo diariamente  un reparto entre 450 familias, que recibían la bolsa dos veces por semana. Pero los refugiados les pidieron que hicieran sólo un reparto para así poder llegar a más familias. Porque si los refugiados de Idomeni comen, visten y tienen atención médica y anímica es gracias a las ONG y a los voluntarios que les asisten y que vienen de todas partes de Europa para dejar claro con sus hechos, con su solidaridad y con su entrega que ellos no tienen nada que ver con los gobiernos de sus países, gobiernos que les han cortado el paso a esos miles de seres humanos que huyen de la guerra, la muerte y la desesperación, les han denegado ayuda  y pagan a Turquía para que les haga el trabajo sucio y con toda seguridad ofrecen a Macedonia contrapartidas que ignoramos a cambio de que mantengan la frontera cerrada. Y miran hacia otro lado cuando los refugiados que logran llegar a Macedonia a través de las montañas son apaleados en el monte por la policía macedonia, que les devuelve maltrechos a Idomeni.

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Al parecer la ayuda que voluntarios independientes y pequeñas ONG ofrecen a los refugiados no está bien vista por las autoridades, porque cada vez con más frecuencia los controles policiales que hay en los accesos a Idomeni les complican e incluso les prohíben el paso, dificultando  a sabiendas la distribución de comida. En cierta ocasión incluso se llegó a impedir el reparto matinal de leche entre los niños y en otra ocasión tuvimos que coger caminos secundarios hasta dar con un control policial más permisivo para que nos permitiera proveer al campamento de potitos, pañales y leche materna en polvo. ¿La razón? Dificultar más todavía el día a día de los refugiados en Idomeni para que adopten la solución que les ofrece el gobierno griego con el beneplácito de la Unión Europea: acudir a los campos oficiales regentados por el ejército, donde se les dice que serán bien atendidos y vivirán en mejores condiciones. Con ese fin diariamente se fletan autocares a Idomeni para transportar gratuitamente a esos campos a los refugiados que lo deseen (campos en los que, por cierto, pueden entrar muy pocas ONG). Con ese fin ACNUR ha instalado en Idomeni una megafonía que recuerda varias veces al día que existe esa opción. Y lo cierto es que el número de refugiados que desfila hacia esos autocares crece día a día. Pero la razón principal por la que acuden a los campos oficiales no es la comodidad: el gobierno griego les advierte que sólo renovarán su permiso de estancia en Grecia (que se les dio a su llegada a Lesbos o a Quíos por una validez de 3 meses) si abandonan Idomeni y van a esos campos oficiales. Así pues, la Unión Europea adopta a través de Grecia una solución históricamente muy suya: escurrir el bulto. Idomeni dejará de existir, sí, lo cierto es que tiene los días contados. Pero para esconder el problema debajo de la alfombra.

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Y tras Idomeni, que a día de hoy debe tener unas 8500 personas, vendrán los otros campos que hay cerca de la frontera macedonia: el ubicado en una estación de servicio EREK (con unas 2000 personas, la mayoría kurdas), el de la estación de servicio BP y el que se estableció alrededor del hotel Hara. Todos ellos de forma espontánea, al cerrarse la frontera los refugiados decidieron instalarse allí y permanecer a la expectativa.

Campamento de EKO Station

Campamento de EKO Station

Es sorprendente ver que, a pesar de la precariedad de sus vidas, a pesar del hambre y de las necesidades que pasan, los refugiados -lejos de lo que podrían pensar algunos- no roban en las tiendas de esas estaciones de servicio o de la estación de tren, muestran un respeto absoluto, ejemplar diría yo, por esos negocios ajenos. Es más, en la estación de servicio EKO por ejemplo pagan resignadamente los 2 euros que les piden por ducharse -los que pueden permitirse pagarlos, claro-.

Tienda y bar de EKO Station

Tienda y bar de EKO Station

Sábado 21 de mayo. Lleva todo el día lloviendo con intensidad e Idomeni se ha convertido en un barrizal. Muchas tiendas se han inundado e incluso han quedado cubiertas por el agua. Un grupo de voluntarios decidimos coger botas de agua para niños y calcetines del almacén central de material -fruto de donaciones- que hay al servicio de las ONG y repartirlas entre el mayor número de gente. Massoud acude a la fila de reparto. Nos cuenta que su madre no puede ir porque debe quedarse al cuidado de sus hermanas pequeñas y tampoco puede llevarlas consigo hasta nuestro punto de reparto a causa de la intensa lluvia. Le ha encargado a él que pida las botas para sus hermanas y Massoud me dice qué números de pie necesita. Un niño de 8 años haciéndose cargo de su familia. Pero él lo asume con una simpatía y un optimismo desbordantes, está convencido de que a pesar de lo que él y su familia están viviendo, un día logrará reunirse con su padre.

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Massoud se va tan contento con sus botas. Es la última vez que le veo, al día siguiente cogeré el vuelo que me llevará de regreso a casa. Antes de irme de Idomeni miro a mi alrededor. Al igual que en Esperando a Godot, Idomeni está lleno de vagabundos como Vladimir y Estragón. Miles. Como  ellos llegaron a un lugar indeterminado en un camino, junto a un árbol. Como a ellos su ropa andrajosa y sus botas no les vienen bien. Pozzo, el propietario de las tierras en las que esperan la llegada de Godot, aquí es el gobierno griego que en el mejor de los casos les observa con desconfianza. ¿O quizá Grecia en esta versión de la obra de Beckett es Lucky, el criado atado a una cuerda,  y su amo es la Unión Europea? Sí, probablemente ésa sea una interpretación plausible.  Lo que sí es cierto es que aquí ocurre lo mismo que en el Segundo Acto de Esperando a Godot: Pozzo y Lucky se han vuelto ciegos y mudos. Al igual que la Unión Europea.

Mientras tanto, más de 50.000 refugiados siguen esperando a Godot en Grecia.

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ESCRIBIR PARA LOS NIÑOS DE EL SALVADOR

Las historias nos aprovisionan para la vida.                                                               Kenneth Burke

La ficción da forma a la vida.                                                                                                 Jean Anouilh

En la entrada anterior, recordando un artículo de LA VANGUARDIA escrito durante los bombardeos de Barcelona en plena Guerra Civil, concluía que escribir es una forma de comprometerse con la realidad y luchar de alguna manera por los niños de Europa  -«para que puedan seguir jugando en libertad», decía LA VANGUARDIA-. Hoy, en ese sentido, me referiré a los niños de El Salvador.

    Lo hago a raíz de un correo que recibí desde San Salvador. Sé que desde que este blog está en funcionamiento mucha gente de Hispanoamérica se ha interesado por mis obras infantiles EL CASERÓN DEL MIEDO y LA DECISIÓN DE VILLALIMPIA, las ha descargado e incluso las ha llevado a escena (sobre todo en Venezuela, México, Perú, Argentina y Chile). Me siento muy afortunado y complacido por ello, y sigo maravillándome de que internet permita que mis textos puedan llegar a tanta gente, y tan lejos. Pero esta carta desde El Salvador me ha hecho revivir el poder que puede llegar a tener el teatro a la hora de transmitir valores y potenciar la convivencia pacífica y el espíritu de colaboración entre los niños y los adolescentes.

   Y cuando ves a personas que comparten profundamente esa misma convicción e intentan ponerla en práctica con todo su empeño y su ilusión en entornos realmente duros, no me queda más remedio que quitarme el sombrero ante ellos por su fe en lo teatral, eso por un lado, y también me impulsa a mí a seguir creyendo en lo que hago, a pensar que escribir teatro es hacer algo útil para intentar mejorar tu entorno, es hacer tu aportación para intentar construir un mundo mejor.

Éstas son las cartas que me mandó Henry Martínez desde San Salvador, las muestro aquí después de haber obtenido su permiso para hacerlo, porque pienso que sus esfuerzos y los de tantas personas como él merecen ser conocidos y tener repercusión:

«He leido sus historia en internet y me han llamado mucho la atención sus obras, queria preguntarle si no es mucha molestia que me proporcionara algunas otras historias. Trabajo con niños y niñas de un área muy violenta de mi país y estamos promoviendo un proyecto sobre crear espacios culturales en esta zona de San Salvador.

 Es muy dificil trabajar en las escuelas públicas. Comento todo esto porque me gustaria que se sepa sobre este tema. La Realidad del Teatro en el Salvador  está entre la violencia y el hacinamiento. En el Salvador el Teatro es un tema nuevo al que sólo pocas élites tienen acceso, la mayoría de la población no tiene una cultura de lectura y por lo tanto desconoce muchas expresiones artísticas.
 
 Soy un joven de 26 años, trabajo en una fundación que promueve la cultura como alternativa a la prevención de la violencia en el municipio de Soyapango, al Oriente  de SoyapangoSan  Salvador con una población de casi un millón de personas en un territorio de no más de 45 km. Mi trabajo es directamente con escuelas públicas con alto riesgo de violencia de pandillas y en condiciones de hacimiento, a pesar de eso los niños y las niñas asisten a las clases pero se nota una total falta de conocimiento y déficit de atención, por estar ubicados en un lugar inadecuado donde realizar los talleres.
 
     Intentar hacer el mas mínimo ejercicio de imaginación o concentración es casi imposible, la improvisación prima en cada uno de los 4 grupos que atiendo, los cuales para complicar aún más la situación son de colonias rivales, esto quiere decir que no pueden entrar en la colonia de la otra escuela, ya que se exponen a ser víctimas de delincuencia e incluso podría costarles su vida.
   Escribo y doy a conocer esta situación con el objetivo que otras y otros artistas, especialmente de Europa, se den cuenta que hay grandes esfuerzos por promover la cultura en Centroamérica. Es quizás por ofrecer un primer acercamiento a esta temática que Ignasi me permitió publicar esta carta en su Blog.  Me gustaría compartir experiencias metodológicas, de conocimiento, que me permitan darles más calidad a estos niños y niñas, para que puedan ser el teatro y el arte instrumentos de liberación y de cambio.»
 
 Henry Martinez. El Salvador
correo electrónico  henrito198705@gmail.com
mckee
   Robert McKee, considerado por muchos el gurú y el gran maestro de los guionistas, comenta en su libro El guión que los seres humanos «día tras día buscamos una respuesta a la eterna pregunta que se planteó Aristóteles en su ÉTICA: ¿cómo debería dirigir un ser humano su vida?». Continúa McKee diciendo que la humanidad ha buscado la respuesta a esa pregunta en lo que a su juicio son las cuatro sabidurías, a saber: la filosofía, la ciencia, la religión y el arte. Y defiende que de ellas, la más arraigada actualmente en la gente es el arte de contar historias. «Nuestro deseo de historias refleja la profunda necesidad humana por comprender la pauta de la vida, no solamente como ejercicio intelectual, sino dentro de una experiencia muy personal y emotiva.»
Peter Brook
No es de extrañar por tanto, que personas como Henry Martínez busquen en el teatro un instrumento de liberación y de cambio para su entorno más inmediato. El trabajo teatral ofrece unas posibilidades inmensas para ello, y personas de peso que le han dedicado toda su vida con esa mentalidad, como Peter Brook, nos vienen a dar la razón. Brook en Hilos de tiempo (lo que podríamos considerar sus memorias), dice algo que confirma lo que nos dicen McKee o Anouilh: «El teatro no es un lugar sin más, ni simplemente una profesión. Es una metáfora. Ayuda a hacer más claro el proceso de la vida. (…) El teatro puede penetrar en el interior de las zonas más oscuras del terror y la desesperación por una sola razón: para ser capaz de afirmar, ni antes ni después, sino en ese mismo momento, que en la oscuridad está presente la luz.» 
Y ya sólo por ello, merece la pena seguir luchando por mantenerse en la brecha.

LOS VIEJOS MÁS JÓVENES Y EL CAPITAL

        Se nos ha ido Stéphane Hessel, que era una de las muestras de que se puede envejecer con espíritu joven, luchador, reivindicativo. Con Dignidad. Se nos ha ido stephane_hesselun hombre que nos recordaba el origen de esta Europa de los derechos que desde los distintos ámbitos del poder nos están desmantelando. Porque Hessel nos anclaba a esos europeos que, con muy pocos recursos y con su amor a la Libertad como arma más poderosa, lucharon desde la resistencia contra una opresión, la del nazismo, que parecía que nunca iba a tener fin (¿Dónde están hoy los miembros de la resistencia que luchan contra el despotismo financiero que nos ahoga?) . Hessel nos recordaba también que existe una Declaración Universal de los Derechos Humanos que, entre otras cosas, afirma (¿o tal como está el panorama ya hay que hablar en pasado y decir «afirmaba»?) que todo el mundo tiene derecho a un trabajo y a una vivienda digna (que se lo cuenten a los 5.040.222 parados que hay en España al cierre del mes de febrero; y a los 216.418 desahucios que ha habido desde enero de 2008 -49.072 correspondientes a viviendas familiares-). En «¡Indignaos!» –publicado por Destino-, dice: “el poder del dinero nunca había sido tan banqueros2grande, insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos, y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”.  Si logramos que su ejemplo y sus palabras nos sigan inspirando, Hessel se nos habrá ido pero no lo habremos perdido.

             Nosotros tuvimos a nuestro Francisco Ayala que también se indignó hasta sus últimos momentos al ver el daño que nos causaba la voracidad del mundo financiero, como en esa recopilación de artículos publicada por El País Aguilar en 1996, En qué mundo vivimos, donde hay un artículo de 1984 con título muy sugerente y premonitorio,  Elogio de la avaricia, del que muestro un fragmento: «¿Qué decir entonces de los avaros que, según exige la índole de la economía actual, se ven reducidos a barajar en su calculadora de bolsillo las cifras de su cuenta bancaria? Ellos rinden culto, no ya al dios incógnito y remoto cuya faz no puede vislumbrarse, sino a un dios desconocido, que quizá ni siquiera existe, o que en todo caso puede volatilizarse de la noche a la mañana. Sacrificar a este dios requiere poderosísima fe y una abnegación admirable.»  (EL PAÍS, 13 de agosto de 1984)

Y afortunadamente seguimos teniendo con nosotros a José Luis Sampedro, que aJosé Luis Sampedro sus 96 años nos sigue mostrando que es falsa esa premisa que dice «ser joven y ser de derechas es no tener corazón; ser viejo y ser de izquierdas es no tener cabeza». Porque una premisa así llama a sumirse en el conformismo y la autocomplacencia precisamente a aquellos que, por su experiencia y por la posición que han adquirido a lo largo de los años en sus actividades profesionales, pueden hacer más que los jóvenes, que sólo pueden usar como armas su impulsividad y su indignación. No en vano Sampedro escribió precisamente el prólogo de la edición española del ¡Indignaos! de Stéphane Hessel. Y ahí va un fragmento muy elocuente: «Actualmente en Europa y fuera de ella, los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen su vida como siempre sin grandes pérdidas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos. (…) Los financieros apenas han soportado las consecuencias de sus desafueros. Es decir, el dinero y sus dueños tienen más poder que los gobiernos.»

el capitalLuego está Costa-Gavras, ese director de raíces griegas y de espíritu crítico incombustible. El autor de Desaparecido y La caja de música, a sus 80 años, nos confirma con su película EL CAPITAL que los únicos que se han beneficiado de esta crisis son los bancos y entidades financieras.  En EL CAPITAL nos muestra a un «sicario del dinero» que nos acompaña en un viaje por las cloacas del mundo financiero y que afirma sin pudor que los bancos juegan con tu dinero hasta que se lo quedan. Y se erige públicamente en un moderno Robin Hood , robando a los pobres para dárselo a los ricos (por cierto, gracias Maribel Verdú por tus -injustamente denostadas- palabras al recibir el Goya citando esta frase de la película).

Podéis leer estas líneas pensando que todos esos Maestros de la palabra y de la vida sólo son (o sólo fueron) ancianos que chochean y ven teorías de la conspiración por todas partes.  Que todo el mundo ha salido igual de perjudicado en esta crisis. Pero yo, que a lo mejor chocheo igual que ellos, veo que han desaparecido las cajas de banqueros1ahorros y los bancos pequeños para concentrarse todo en unos pocos bancos. Veo que se ha salvado a esos bancos con dinero público de nuestros impuestos, y que son precisamente esos bancos los que ejecutan desahucios. Veo a los Estados recortar en servicios públicos básicos para pagar sus deudas. ¿Y a quiénes deben sino a los grandes bancos? Veo a los Estados intentar tener liquidez sacando a subasta bonos, letras y obligaciones, que a veces tienen que colocar a un interés muy alto porque empresas de calificación de dudosa neutralidad hacen que su prima de riesgo sea muy elevada. ¿Y quién compra esa deuda, además de los particulares? Los bancos y los grupos financieros que emiten fondos de inversión y otros productos parecidos.

desahucio2Permitidme aportar un dato sacado de FINANCIALRED el 2 de enero de 2013, que habla de los desahucios y a mi juicio ejemplifica lo que digo: «En España, la banca ha recibido más de 50.000 millones sin que se haya producido un frenazo en las ejecuciones. Entre las nacionalizadas figura Bankia, la tercera mayor entidad del país, que ostenta el dudoso honor de ejecutar más del 80% de los desahucios que se producen en Madrid «.

Mi pequeña aportación a la denuncia de esta situación -que ahora me parece muy, muy insuficiente- es mi obra de Teatro ¡Tengo trabajo! y mis cuentos La sucursal de Narukiki y El meador justiciero, que podréis encontrar respectivamente en las secciones «Textos en Español» y «El cuento del mes».  ¡Tengo trabajo! es una recopilación de escenas sobre el mundo laboral, en esta obra podréis encontrar, entra otras cosas, a un actor famoso que a causa de la crisis tiene que conformarse con trabajar en el Museo de cera haciéndose pasar por un muñeco y asustando a los visitantes; o a dos oficinistas que descubren que les han puesto una cámara de videovigilancia y especulan con un inminente despido. En La sucursal de Narukiki encontramos a una honrada empleada de banca que denuncia ante sus superiores movimientos de blanqueo de dinero y que como «premio» es enviada a una lejana sucursal en una isla desierta por el presidente de la entidad, el señor Roque Feler. Y en El meador justiciero encontraréis a un joven harto de vivir continuamente en precariedad laboral, que descubre que su orina tiene poderes altamente corrosivos, los usa para sabotear a unos políticos indiferentes a los problemas de la gente corriente y acaba siendo un héroe del Pueblo.

No van a ser mis únicos textos sobre este tema, prometo más en los próximos meses -no es que consiga cambiar nada con ellos, pero si no saco mi indignación, reviento-. Mientras, me hago una reflexión que me motiva para seguir dándoles forma: Si dejamos que los políticos y los banqueros pongan su granito de arena, harán de este mundo un gran desierto.

LA ORILLA PERRA DEL MUNDO. 64 AÑOS DE LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS.

teatro-del-comun. La orilla perra del mundoHace ya 64 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Fue en diciembre de 1948 cuando la Asamblea General de la ONU la adoptó como documento declarativo.

    Para mí es una fecha significativa, 64 fue el año de mi nacimiento. Y en 2008, coincidiendo con su 60 aniversario, me incorporé a un proyecto dirigido por Jose Sanchis Sinisterra, en el  que reunió al grupo Teatro del Comun (formado por actores vinculados de un modo u otro al mundo de la Educación y la Docencia) y a una serie de autores teatrales, la mayoría de ellos galardonados en el concurso Marques de Bradomín (Pilar Campos, Dámaris Matos, Gracia Morales, Juan Alberto Salvatierra, Marilia Samper y yo mismo), bajo la dirección de Celia León, Mario Vedoya y del mismo Sanchis Sinisterra. Se trataba de hacer una reflexión, desde la óptica de las nuevas dramaturgias, sobre la situación de los derechos más importantes que se  contemplan en esa Declaración Universal redactada en 1948. ¿Realmente ha habido avances? ¿Hasta qué punto se respetan en la actualidad esos Derechos supuestamente inalienables que en su momento aprobaron la mayoría de paises del mundo?

    Llamamos a ese espectáculo LA ORILLA PERRA DEL MUNDO. Hicimos unasLA ORILLA PERRA DEL MUNDO. Editorial Akal. cuantas representaciones en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y más tarde llevamos algunas de sus escenas al Festival Internacional de Teatro de Maputo (Mozambique), donde se representaron a medias entre actores de nuestra compañía y actores mozambiqueños. Posteriormente LA ORILLA PERRA DEL MUNDO se publicó en Ediciones Akal dentro de la colección Biblioteca del Aula, juntamente con un cuaderno pedagógico complementario, como no podía ser de otra forma dado el vínculo con el mundo educativo y docente de la mayoría de integrantes del proyecto, como ya se ha dicho más arriba.

    Tuvimos la suerte de contar con la colaboración de Sebastiao Salgado, que nos cedió una fotografia para el póster y el programa de mano del espectáculo. Y también tuvimos la suerte de contar con la colaboración de José Saramago, que nos escribió un texto que utilizamos primero en el programa de mano y después como prólogo del cuaderno pedagógico que acompañaba a la obra teatral. Reproduzco a continuación un fragmento, porque resume a la perfección lo que queríamos expresar en el espectáculo y porque es una de tantas muestras del grado de compromiso de este premio Nobel con la realidad y con la opresión:

«La orilla perra del mundo es la de los excluidos. La orilla perra del mundo no es de hoy ni de ayer, es de siempre. La orilla perra del mundo comenzó cuando, al encontrarse dos seres humanos, uno de ellos percibió que tenía más fuerza que el otro y, por lo tanto, más poder en lo inmediato, y más libertad para explotar en el futuro. Desde entonces, lo que aún subsiste de bueno y de justo en nosotros anda buscando formas de convencer a la gente de que, si es cierto que un río natural tiene dos orillas y que de ambas se espera lleven el agua donde haga falta, ese otro río que es la Humanidad -en verdad, mucho mas delta que río- debería conducirse, no por la lógica ciega del declive por donde el agua va bajando, sino por la fuerza constructiva de una razón social  de vocación solidaria.»

Esperemos que esa fuerza constructiva tarde o temprano tome forma. Hasta entonces, habrá que recordar (desde el Teatro también) una y otra vez, las veces que haga falta, el camino que aún queda por andar.