Me dicen desde Grecia que mi monólogo para actriz RUTAS DE ALTO RIESGO se representará el próximo mes de febrero. En esta obra una guía turística habla al público como si fuera un grupo de turistas viajando por un país en guerra -podéis leerla y/o bajárosla en el apartado Textos en Español-. Aunque lo escribí hacia 2004, este monólogo recoge la frustración que sentí durante la Guerra de los Balcanes, cuando la comunidad internacional (lo escribo expresamente en minúsculas porque en ese momento, como en tantos otros, no mereció ser escrita con mayúsculas) se lavó las manos ante lo que estaba sucediendo en Bosnia e incluso los cascos azules enviados por la onu (también la escribo en minúsculas por la misma razón) se cruzaron de brazos ante los genocidios que por entonces practicaron los serbo-bosnios entre la población musulmana. «No hacer nada ya es tomar partido», decían a un mando de los cascos azules en la maravillosa película «In the borderline» (traducida aquí como «En tierra de nadie»). Y el mundo supuestamente civilizado observaba lo que ocurría en las noticias como si se tratara de un espectáculo. Mientras, Susan Sontag montaba en Sarajevo «Esperando a Godot», que adquiría una dimensión mucho más angustiante al reflejar la inacción y la despreocupación de una comunidad internacional cuya reacción los bosnios necesitaban con urgencia para sobrevivir al genocidio.
No sé por qué razón habrán querido montar en Grecia RUTAS DE ALTO RIESGO. Pero desde mi punto de vista, lamentablemente, se produce en este momento un paralelismo entre la inacción de la comunidad internacional durante casi toda la Guerra de los Balcanes y la inacción de la comunidad internacional ante lo que está sucediendo hoy en Siria. Probablemente las potencias (prepotencias, como las denomina acertadamente Aute) estarán pensando que más vale régimen-dictatorial-laico en mano que régimen-probablemente-democrático-pero-islamista volando, teniendo en cuenta que Siria tiene frontera con Israel y que su gobierno ya no hace ruido reivindicando los Altos del Golán y esas cosas. Vaya, que para qué menear el asunto si con Asad Israel ya no tiene problemas con Siria como antaño. Ademas, total, por el poco petróleo que hay en Siria en comparación con Irak o Kuwait, ¿para qué arriesgarse a mandar tropas para desestabilizar aún más la zona y perder intención de voto en los sondeos? Y con esos argumentos los miles de víctimas civiles dejan de ser seres humanos para ser «daños colaterales asumibles».
Es justamente por este lamentable paralelismo entre la actualidad y el momento en que escribí la obra, que le he pedido a su traductor, Dimitris Psarras, que tenga a bien cambiar los gentilicios (que aunque son inventados, evocan la Ex-Yugoslavia por su nomenclatura) para referirse directamente a Damasco, Homs o Alepo.
Y ojalá en el futuro ya no tenga que pedir ninguna actualización más a un traductor, por falta de paralelismos. Será señal de que las cosas van mejor, o de que en la ONU el derecho de veto se ha eliminado para dejar paso a la solidaridad y a la cordura.
el estreno en Grecia es el sábado 11 de mayo, voy a verlo